Cuestionan en redes sociales manifestaciones pagadas salarialmente a los maestros
La discusión sobre los paros pagados ha generado un intenso debate en torno a la responsabilidad y las consecuencias de estas medidas de presión. Algunos argumentan que el recibir salarios íntegros durante los paros, junto con todas las prestaciones y días de descanso, crea un escenario donde los maestros no tienen motivos legítimos para protestar. Se señala que, mientras los maestros reciben sus pagos y beneficios, los alumnos son los más afectados, perdiendo irremediablemente clases y viendo interrumpido su derecho a la educación.
La falta de sanciones y represión por parte de las autoridades ante las acciones de los manifestantes también ha sido motivo de crítica, especialmente cuando se bloquean oficinas públicas y vialidades, afectando la operatividad del gobierno y la movilidad de la población.
Por otro lado, se destaca la disposición al diálogo por parte del Gobierno Estatal, así como los esfuerzos por gestionar recursos federales para atender diversas demandas, incluyendo la cuestión de los quinquenios. Sin embargo, se advierte que la capacidad económica del gobierno tiene sus límites, y ceder a todas las demandas podría implicar recortes en áreas prioritarias como salud, educación y programas sociales.
La postura de los líderes sindicales ha sido calificada como aberrante por no buscar el diálogo de manera exhaustiva antes de recurrir a medidas extremas. Se plantea la necesidad de exigir el regreso a clases y cumplir con el derecho humano a la educación, sin recurrir a la violencia ni a la obstaculización de los servicios públicos.
En cuanto al futuro de los paros, surgen interrogantes sobre la disposición de los maestros a reponer los días perdidos y la voluntad de los padres de familia de enviar a sus hijos a recuperar las enseñanzas. También se cuestiona si las autoridades permitirán que el paro se prolongue más allá del Día del Maestro.
En última instancia, se plantea la necesidad de aplicar sanciones económicas, administrativas y judiciales para garantizar el cumplimiento de la ley y proteger el derecho a la educación de niños y jóvenes, sin dejar de considerar los derechos laborales de los maestros. En un panorama donde los salarios están garantizados, la pregunta final resuena: ¿quién no haría paro?