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“No fui un perro mudo” asegura Obispo ante alusiones del gobiernador Víctor Castro

La Paz, Baja California Sur.- “No enmudecí como momia, no fui un perro mudo”, aclaró el obispo de la Diócesis de La Paz, Miguel Ángel Alba Díaz, en alusión a lo dicho por el gobernador, Víctor Manuel Castro Cosío, en el sentido de que en los tiempos en que la violencia se desató en Baja California Sur, quienes hoy critican, en el pasado no lo hicieron.

Luego de aclarar que no pretende “amarrar navajas”, como algunos medios de comunicación lo han querido contextualizar, el prelado agregó que sus dichos respecto al incremento de la delincuencia en la entidad, son una manera de advertir a la población sobre los nubarrones que se avecinan.

En la misa dominical en la Catedral de Nuestra Señora de La Paz, el representante de la Iglesia católica en Baja California Sur, precisó que “a veces es necesario advertirle a la gente; saber interpretar sin hipocresías las señales. No buscamos votos, a este o aquel gobierno, honores, aplausos o alabanzas”, apuntó.

Luego de lo expresado en su homilía del domingo 23 de enero, donde mencionó que está creciendo en la entidad la extorsión y el cobro de piso por parte de la delincuencia organizada, el Gobernador expuso que respetaba la postura del Obispo y que no entraría en “dimes y diretes”.

Pero sin decir nombres, Castro Cosío criticó a quienes hoy hablan, pero en los momentos más álgidos de la violencia, entre 2016 y 2017, estuvieron callados.

“Aparte de las veces que hablé, palabras que se lleva el viento, escribí dos cartas que se hicieron virales a nivel nacional. No enmudecí como momia, no fui un perro mudo”, remarcó el Obispo, quien aseguró que sus dichos no están dirigidos a un gobierno, pues estableció que con relación a lo que se ha dicho en medios, no sabe si el Gobernador le contestó, y que si así fue, no sabe qué fue lo que respondió.

Consideró que mientras no haya diálogo, la situación de la violencia seguirá creciendo y la desgracia se abatirá sobre el pueblo, “y no estoy echándoles la sal, estoy hablando de los nubarrones que veo”, añadió.

Alba Díaz, comentó que la gente tiene miedo, y que si en verdad se ama al pueblo, hay que cuidarlo, sabiendo interpretar las señales, sin hipocresías.

Incluso, sentenció que la vida del profeta es ver signos y tener la obligación de advertir a su pueblo, pero que eso a veces cuesta, pues a Cristo le costó la vida, ya que fue asesinado por orden de quienes debían hacer justicia, y que él ya es un hombre viejo que puede hablar con libertad, porque no tiene nada que perder. (Por: Arturo Nieves).

NBCS Noticias

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