Pensar para Transformar – 107 Años de Constitucionalismo Social
Por Martin Inzunza Tamayo
Motu proprio
Nuestro movimiento de independencia duro 10 años; derrocar al dictador octogenario llevo apenas 7 meses corridos del 5 de octubre de 1910 al promulgarse el “Plan de San Luis Potosí” -se convoca a las armas para el 20 de noviembre de ese mismo año. Andaba muy enojado Don Francisco I Madero por el fraude electoral reeleccionista-, al 21 de mayo de 1911 cuando se firman los “Acuerdos de Ciudad Juárez”, donde se incluye la renuncia del tirano Porfirio Díaz -se fue a vivir a Paris y tan tan- y su compinche Ramon Corral -sonorense de triste memoria-.
Lo que siguió después, es una encarnizada y despiadada lucha por el poder, con la variante de que, por primera vez en nuestra historia, el actor principal de esa lucha es el pueblo mismo, si, los de abajo y no solo quienes hacían la alta política.
Al final triunfaron los “constitucionalistas” con el barón de cuatro Ciénegas como guía, Don Venustiano Carranza, de los primeros seguidores de Madero y un político de leyes. Pero, ni modo, tuvo que incluir en el programa constitucional las demandas de los campesinos y de los obreros, y además batallar con los jacobinos y comecuras que opinaron fuertemente sobre los artículos tercero para una educación científica-laica y 130 para ajustar más a la Iglesia Católica.
Surgió entonces nuestra Constitución del 5 de febrero 1917, la cual retomaba las demandas revolucionarias de justicia social y por tanto económicas, conociéndose por primera vez el constitucionalismo social, ese que le va a imponer al Estado determinadas políticas sociales y económicas, para garantizar y asegurar un mínimo de bienestar a la población mayoritaria -el reparto de utilidades se logró 45 años después de 1917. Bueno nadie dijo que sería fácil aplicarla-.
Nos adelantamos al constitucionalismo socialista de la antigua URSS -1918, 1924 y 1936-, al constitucionalismo social alemán de 1919.
Empezamos muy bien, y tenemos muy buenos antecedentes como los Sentimientos de la Nación de Morelos, La Reforma y su Constitución de 1857, pero la “alta política” de las elites dominantes posteriores ralentizaron -y enterraron- el proceso revolucionario transformador de 1910.
Si en la actualidad de una Rusia con capitalismo oligárquico, le explicáramos a los jóvenes que su país en un momento determinado de su historia constitucional, dinamito la piedra angular del modelo civilizatorio imperante, la propiedad privada. Si, los rusos fueron los primeros en abolir completamente -iniciando el siglo XX- la propiedad privada como régimen jurídico, para un Estado socialista federado y un sistema socialista de economía.
Nos daríamos cuenta de que, invocar el constitucionalismo de la antigua URSS que duro hasta 1991, no tendría casi nada o nula legitimidad entre la actual población rusa.
Hoy celebramos, 107 años de constitucionalismo social mexicano, el asunto seria preguntarnos qué tanta legitimidad tiene entre la población nuestra Revolución Mexicana de 1910, y su consecuencia fundamental, la Constitución de 1917, después de ser reformada más de 500 veces.
Para algunos constitucionalistas, México ha gozado de estabilidad constitucional, sobre todo en la parte de la transmisión pacifica del poder público, en los demás temas, con énfasis en los de justicia social, el movimiento va mucho más lento, hasta que llego la Cuarta Transformación Social con Andrés Manuel López Obrador lidereándola, y quien por cierto, presentara este día proyectos de reforma constitucional para fortalecer el valor público y estratégico a la CFE, entre otros que tienen que ver con el funcionamiento de los poderes sujetos a la soberanía popular.
Toca a las nuevas generaciones del siglo XXI, ponderar la viabilidad de nuestra Constitución de 1917, ya sea para rediseñarla y sobre todo para una gran cruzada por ser respetada y aplicada en la transformación de nuestra realidad para bien de todos, y sobre todo de lo más pobres.
