BURÓ POLÍTICO/ ¡SIN MEMORIA Y SIN VERGÜENZA!
POR ARIEL VILCHIS
En la política de BCS, hay quienes parecen haber perdido la brújula de la decencia. Exfuncionarios que fueron removidos de sus cargos por razones más que justificadas —corrupción, ineptitud, abuso de poder— ahora buscan reinventarse como defensores de la ética pública. El nivel de cinismo no solo es evidente, es ofensivo.
Ahí están los casos, bien conocidos por todos. Desde antiguos responsables de la Junta Estatal de Caminos hasta exfuncionarios de la Subsecretaría General de Gobierno. No se trata de rumores o ajustes de cuentas políticas, las razones de su salida fueron documentadas, denunciadas y, en muchos casos, investigadas formalmente. Entonces, ¿cómo se entiende que hoy se presenten como jueces morales del mismo sistema que los echó por la puerta de atrás? ¿Con que cara critican al gobierno que alguna vez les brindó una oportunidad?
Para colmo la estrategia no es nueva, pero sí preocupante: atacar sin pruebas, mentir con soltura y fingir una indignación que, francamente, ya no le creen ni los suyos. Es el viejo truco del político que, cuando pierde poder, se disfraza de víctima para recuperar protagonismo. Pero hay algo que no consideran: la memoria de la gente no es tan corta como suponen.
Lo más grave no es solo el intento desesperado por volver a la escena pública, sino la negación absoluta de cualquier responsabilidad. No hay autocrítica. No hay reflexión. En lugar de asumir errores, eligen el pleito. En lugar de explicar, hacen ruido y, en algunos casos, incluso buscan borrar con silencio los vínculos familiares con hechos delictivos que todos conocen y que han sido señalados públicamente.
La autoridad moral no se hereda ni se improvisa, se gana con resultados, con transparencia y con ética y, quienes no la tienen, deberían entender que a veces el silencio es más digno que el escándalo. Porque cuando el discurso se construye con rencor y descaro, lo único que logran es confirmar lo que la ciudadanía ya sabe: que hay personas que nunca debieron estar en el servicio público.
La política necesita memoria, pero también necesita vergüenza. Y esa, tristemente, algunos la perdieron hace mucho… o quizá nunca la conocieron. Paladines de la ética en la calle hay muchos. #AsíLasCosas
Ya veremos qué sucede, es mi opinión, al tiempo…